2.11.13

Disciplina e Ideal

Disciplina e Ideal
Joaquín Hernández Callejas

Disciplina significa someterse a determinadas reglas de conducta; las reglas de la profesión u oficio que se aprende y del cual se vive; y las reglas del comportamiento necesario para alcanzar el fin propuesto. 

Disciplina es orden y organización.

Orden quiere decir cada tarea en su lugar y en su debida oportunidad; organizar es disponer de los recursos de manera que funcionen en relación unos con otros a su debido tiempo.

Sin disciplina no se puede llevar a cabo ninguna empresa, por pequeña que esta sea. Toda labor implica un sistema de trabajo, una sucesión de actos hasta la culminación que dejará la obra acabada y completa, a satisfacción del que la dirige y ejecuta.

Toda desviación, negligencia o descuido perjudica al autor del trabajo. Su ser entero debe entregarse en una concentración de sus energías vitales que comprenden sus pensamientos, sus sentimientos y su voluntad.

Mucha gente es desordenada para trabajar. Ese desorden se manifiesta primero en la concepción: vacila el pensamiento al escoger el tema; vaga de un lado a otro la imaginación porque no puede configurar un propósito; se dispersa la atención en variadas concepciones que no encuentran con claridad las ideas. Por eso mucha gente todo lo haya difícil. Aunque ciertamente nada hay fácil en este mundo, a la mayoría de la gente todo se le dificulta con creces porque en el estudio de los problemas no repara con firmeza en los aspectos principales, secundarios y de detalles de los asuntos que se escogen como actividades esenciales de la existencia.

En definitiva, trabajar sin organización, es una forma de permanece ocioso.

Nosotros vemos con admiración a esas personas que han realizado cosas sorprendentes en sus vidas. No solo los grandes ejemplos de esos genios que han sobrepasado los marcos de lo común, sino también los hechos notables del hombre corriente que a diario escribe páginas de heroicas proezas en la lucha por la vida.

No es preciso ser genio o talento para realizar un propósito digno en la vida del hombre cotidiano. La medida de la grandeza la da el hombre común, con los fines superiores que este busca. La medida de la bajeza la da el hombre común cuando desciende a la corrupción de su conducta.

El carácter se fortalece en la lucha.

La lucha por la realización de un ideal noble es la forma suprema de dignificar nuestra vida.
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